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divino Hijo a buscar la ovejita perdida. Durante su vida da pruebas abundantes de perdón y misericordia. Perdo– na a la Magdalena, porque amó mucho. Perdona a San Pedro que llora amargamente. Perdona al buen Ladrón y le promete llevarle con El al paraíso. Perdonó a tantos Santos que durante algún tiempo fueron pecadores, pero después se convirtieron, hicieron penitencia y se santi– ficaron. Dios mío, perdónanos a nosotros también, ten piedad de nosotros, paga nuestras deudas, borra nuestras culpas, crea en nosotros corazones limpios. Cuando Natán repren– dió a David por su pecado, brotó de su. corazón un cánti– co de penitenr,ia sincera diciendo: Miserere m,ei, Deus, secundu'f(I, misericordiam tuarn, secundum multitudinem miserationum tuarum dele iniquiatem meam J23). III. ¿BAJO QUE CONDICIONES SE PERDONAN? Para obtener el perdón de nuestras deudas contraídas por los pecados es necesario someterse a las condiciones impuestas por Dios. i.ª La primera de todas es la contrición de los pro– pios pecados. Humillarse profundamente,¡_reconocer nues– tras faltas, pedir el perdón y hacer penitencia. Dios dice por Joel: « Yavé hace resonar su voz antE: su ejército. Su campamento es inmenso y fuerte para ejecutar sus órde– nes. Grande es el día de Yavé, sobremanera terrible, ¿ quién podrá soportarlo? Por eso, pues, ahora, dice Yave, convertíos a mí de todo corazón en ayuno, en llanto y en gemido. Rasgad vuestros corazones,. no vuestras vestidu– ras y convertíos a Yavé, vuestro Dios, que es clemente y misericordioso, tardo a la ira, grande en mi,sericordias y se arrepiente de castigar» (24). (23) Ps•• L, 2. (24) Joel, 11, 11-13. 120

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