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l. PAN DE LA VIDA ESPIRITUAL Para que el alma pueda vivir espiritualmente son in– dispensables dos cosas : La fe y la gracia. Sin la fe es im– posible agradar a Dios (8). El primer fundamento de la vida sobrenatural es la fe; sirt ella ningún hombre pue– de vivir sobrenaturalmente:- Pero la fe, aunque necesaria, no basta. Se necesita la gracia santificante que es el ele– mento que infunde la vida sobrenatural. El pan de la fe. Jesús fué llevado por el Espíritu Santc al desierto para ser tentado por el diablo. Y habiendo ayu– nado cuarenta días y cuarenta _noches, al fin tuvo hambre. Yacercándose el tentador, le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Pero él respondió. diciendo : Escrito está : no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (9). La palabra que sale de la boca de Dios es el pan que alimenta la intefürnncia, es la revelación de las verdades de la fe que ilustran la mente, que abren horizontes desconocidos y superiores a la simple luz natural de nuestro entendi– miento. La fe sobrenatural aue nos eleva a una vida su– perior y que nos da esperanza de una glorificación eterna. Ahora bien, nosotros por la misericordia de Dios te– nemos esa fe que nos eleva, nos enseña, que nos prome– te la vida eterna. Pero los infieles carecen de ella, están nrivados de los inmensos beneficios que encierra la fe so– brenatural. ¡Tantos millones de almas que no tienen fe, que están privadas de ese alimento sobresubstancial, de esa luz sobrenatural, de la fe en Cristo que ilumina atodo hombre que viene a este mundo. Son pobres hambrien– tos de las verdades reveladas. Pol' esto dice S. Buenaven– tura que la segunda especie de alimento que pEldimos en el Padre Nuestro es la inteligencia de las Sagradas Escri- (7) Matt., XXVI, 26. (8) Hebr., XI, 6. (9) Matt., IV, 4., 109
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