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Examen. - ¿Me detengo a considerar la bondad de Dios que me provee de todas las cosas necesarias para mi vida material? ¿Le doy gracias por los alimentos que me concede .todos los días para la conservación y desárrollo de la vida? ¿Procuro ganar el sustento cotidiano con el trabajo honesto, con el sudor de mi rosfro, empleando las fuerzas y los talen– tos que Dios me dió en servirle y amarle, y, al mismo tiem– po, en adquirir lo necesario para la vida temporal? ¿ Soy un trabajador, preocupado en emplear la vida lo mejor posi– ble y en sacarla el máximo rendimiento? Enamorado de mis comodidades ¿,busco lo superfluo e inutil, lo cual sería más ventajoso darlo a los pobres o a las Obras Misionales? ¿ Cómo dispongo de lo que me sobra? ¿ Lo malgasto en el juego, en el lujo, en los placeres, en los divertimientos, en mil frusle– rías que de nada sirven para la vida? ¿No seria mejor que me privara de esas cosas para ahorrar algo para los pobres misioneros que padecen tantas necesidades en sus misiones? Propósitos. - Desde ahora emplearé los bienes superfluos en socorrer a los necesitados, en la Propagación de, la Fe, en las Obras Misionales, en obras de misericordia corporales. Procuraré un honesto ahorro para ayudar al pró.iimo que está más necesitado que yo. Oye el siguiente ejemplo: Rosa– na Byrne, joven irlandesa, a principio de este siglo tuvo no– ticia de la Obra de las misiones. Se determinó a hacerse mendiga por Cristo en favor de las mismas. Después de oír misa, iba pidiendo por las calles de Dublín para los misione– ros. Así estuvo cua·renta años consecutivos. El año 1943 el Papa Pío XII le concedía la medalla Benemérita de la Iglesia. Lo recogido por ella hasta ese año equivaldría hoy a ocho millones de pesetas. Pide y ahorra por las misiones. Peticiones. - Señor, ¡cuántos hay en el mundo misione– ro que piden pan, vestidos, y otras cosas necesarias pa.ra la vida! Ten compasión de esas multitudes hambrientas como la tuviste con las genfos que te seguían. Para saciar su ham– bre multiplicaste los panes. Multiplica también las obras de caridad y beneficencia para con todas las gentes necesitadas en los países de misiones y así vendrán con más facilidad al cristianismo, donde se alimentarán no sólo de pan, sino tam- bién de fe y de gracia. , 107

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