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de las Misiones, Madre de Dios y Mádre de los hombres: Fíat mihi secundum verbum tuum. Peticiones. -Jesús, pido más amor al sacrificio, a la mor– tificación, a las cruces. Mayor exactitud en todas las obliga– ciones y austeridades que me imponen mi p,rofesión de cris– tiano, de religioso, de sacerdote, de misionero, de apóstol. Dame conformidad en las adversidades, en los dolores, en todo aquello que conozca ser de vuestro agrado. Que yo , siga los ejemplos de Jesús y de María y de todos los compren– sores en el cielo. Que yo exclame con sinceridad de corazón: Hágase tu voluntad, asi en la tierra como en el cielo A una jovencita japonesa, llamada Yoshi.ko, enseñaba un misionero el catecismo. Solía decir cosas muy originales. Una vez dijo al Padre Misionero; Padre, desde hoy no quiero de– cir más que la mitad del Padre Nuestro. ¿Por qué, hija mí.a? ¿ Es que no te gusta la otra parte? Sí, Padre, pero es que yo no quiero nada para mí. Yo quiero decir sólo: Hágase tu vo– luntad, así en la tierra como en el cielo... Y luego tú dices: Amén. Cierto que haciendo la voluntad de Dios en todo, nada más se necesita. En esta petición se compendia :lada la san– tidad. 97

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