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100 DR. P, PÍO M.ª DE MONDREGA.·•,ms, O. :P. M. CA1-'. --~- sonalmente con sus trabajos y fatigas colabora en lns misiones. 2) Reclutando, ayudando y cultivando las vocacio– nes misioneras. Muchos jóvenes, que· sienten el llama– miento de Dios, no disponen de medios económicos para realizar sus intentos. El que pueda debe ayudar gene– rosamente para que esas vocaciones no se malogren. Para estos fines se pueden fundar becas, pensiones, auxi– lios, etc. (7). 3) El tercer modo es promover y ayudar a la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol para el Clero indígena, de la cual hablaremos después. Por los medios que sea posible contribuir al aumento del personal misionero. Dios podía convertir las almas por sí mismo o por medio de sus ángeles, pero en la presente economía exige la cooperación de los hombres. Salvar los hombres por medio de los mismos hombres. Salvar_ al mundo por el apostolado de los hombres. ARTÍCULO 3. 0 La cooperación con medios materiales. En las misiones se necesitan muchas cosas materia– les: para viajes de misioneros, para edificar templos, escuelas, colegios, obras de beneficencia, etc. El dinero es un pésimo señor, pero un excelente servidor. Con d (7) En otra parte hemois hablado de las vocaciones misionera:,, del modo de cultivarlas y cómo se han de preparar los. futuros mi– sioneros. Por esto no nos detenemos más aquí sobre este p,unto, en si tan importante.

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