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ÁYÜbÁbME,-COOPERACI16N MÍsioNERÁ 97 tos. adversos; otros proceden del espíritu, del corazón, de la conciencia, de la voluntad; otros, de las fatigas fí– sicas o de las enferrnedades corporales. Además, hay do- 1ores voluntarios que uno se impone por mortificación, como ayunos, abstinencias, penitencias, privaciones, etc. Ese cúmulo de adversidades espirituales o corporales, necesarias o libres, que en este valle de lágdmas tene– mos que soportar lo podemos utilizar como medio de apostolado misionero. Desde el año 1931 en muchas partes se viene practi– cando en el día de Pentecostés la llamada Jornada del dolor por las Misiones, que consiste en ofrecer al Sefíor todos los dolores, aflicciones, adversidades, etc., sufri– dos con resignación, durante las veinticuatro horas, por la conversión del mundo infiel. Esta hermosa iniciativa, generalmente, ha tenido mucha aceptación en los hos– pitales y otros .centros del dolor. Los pacientes, miembros del Cuerpo Místico de Cristo, sufren con resignación, cooperando a que sea más eficaz la Pasión del mismo Cristo (6). Para hacer permanente la cooperación de los enfer- · inos a las misiones se han organizado en diversas na'." ciones Asociaciones de enfermos. A esta clase pertenece la Unión de Enfermos Misioneros, establecida en España bajo los auspicios de la Unión Misional del Clero. Octava por la Unión de las lglesias.-Del 18 al 25 de enero se celebra el Octavario de oraciones por la unión de las Iglesias, empezando el día de la Cátedra de San Pablo. Cada día del Octavario está dedicado a una inte.n– ción particular y tiene sus oraciones especia~es. Día 18, (6) GoIBURU, o. c., págs. 63 y sigs. 7

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