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. 90 DR. P. PÍO M. 0 DE MONDREGANES, O. F. M, CAP. ses de elevada cultura, necesitan ayudas materiales para construir iglesias, colegios, escuelas, etc. Pero no se ha de olvidar que las conversiones son obra principalmente de la gracia. Y la gracia no se obtiene, generalmente, sino por la oración y el sacrificio. Luego se debe orar y dar. 4. No multiplicar demasiado las colectas y jornadas misionales para recaudar fondos materiales, porque de ordinario los fieles suelen estar sobrecargados con mu– chas Obras, Cofradías o Asociaciones. Comúnmente son siempre las mismas personas que dan, y no las más aco– modadas. Cuando se pide con exceso se cansan o se ofen- den. i Cuando los fieles tienen verdadero ·espíritu misione– ro, formada la conciencia misionera desde la juventud, entonces no hace falta insistir mucho para que cum,. plan con el deber misional; éste brota espontáneamente de los sentimientos cristianos y de las razones convin– <;entes de orden sobrenatural. 5. En la propaganda oral y escrita, hecha con la de– bida prudencia y preparación, deben intervenir los Di– rectores nacionales, los Directores diocesanos, los párro– cos y sacerdotes adictos a la parroquia, las Comisiones parroquiales, los celadores y celadoras. Todo ese per– sonal activo que esté bien organizado, instruído y dis– ciplinado. 1 ,.'f 6. Para las .i ornadas y días misionales se deben mo– vilizar los colegios, las escuelas, los centros de enseñan– za, la Acción Católica y las Asociaciones piadosas. 7. Servirse de la predicación, de la prensa, del tea– tro, del cine, de la televisión, de las exposiciones, de las · tómbolas y de otros medios de propaganda que llegue
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