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CAPÍTULO IV NECESIDAD DE FORMAR LA CONCIENCIA MISIONERA Los Sumos Pontífices han exhortado muchas veces. a la acción y cooperación en favor de las misiones cató– licas. Los predicadores y los escritores se han ocupado con frecuencia de est~ tema. Pero podemos afirmar que toda;vía no se ha formado una conciencia misionera en la mayoría de los fieles. No sólo entre los fieles, sino entre sacerdotes y Prelados se encuentran algunos que no conocen suficientemente los problemas misionales de. la Iglesia. La conciencia misionera se empieza a formar en el ambiente de la familia y luego, progresivamente, en 'el período de educación y formación. De tal modo que, cuando uno llega al estado de madurez o se encuentra en condiciones de formar Qtra nueva familia, esté ya embebido en el espíritu misionero. · Para lograr esto no bastan los Domingos UniuersalPs de Misiones ni oír algunas conferencias al año. A medi– da que se va avanzando en edad es necesario que avan– ce también el conocimiento de los problemas mision~ros. Uno de los medios más eficaces es el trabajo conti– nuo del educador, del párroco y de aquellos que están encargados de. educar y formar la juventud.
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