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AYt1lJADMl,;.-COOPlfüACIION MlSíON.ln\A 79 guardar el depósito de la verdad divina, y, si la jerar– quía sola tiene el deber de definir la doctrina, todos los . fieles tienen el deber de admitirla. Estas son dos maneras ,de mantener la fe. La ver– dad, la unidad, la santidad y el crecimiento son obliga;– ciones esenciales ·que recaen sobre todos los miembros de la Iglesia. Todos deb~n contribuir a conservar la ver– dad, sin la cual no .hay Iglesia; lo que no quiere decir que todos deban enseñar. Todos deben ayudar a man– tener la unidad; lo que no significa que todos deban man– dar. Todos deben trabajar para hacer progresar la san– tidad; para lo que no se requiere que todos deban absol– ver. Todos deben procurar el crecimiento de la Iglesia; lo que no quiere decir que todos vayan a tierra de. mi– siones y prediquen a los no cristianos (2). ·Luego todos deben concurrir al fin de la sociedad, pero no todos del mismo modo; cada cual según s.u posición. 2.ª Los teólogos, explicando el concepto paulino del Cuerpo Místico, súelen distinguir en la Iglesia los órga– nos, que son todos los que constituyen la jerarquía, y' los miembros, que son los simples fieles (3). Siendo el apos– tolado misional una de las funciones vitales de la Igle– sia, pertenecerá a ~a jerarquía, no a los simples fieles. Respondiendo a esta objeción, que substancialmente es repetición de la precedente, decimos que el desarro– llo de un organismo no es función de alguna de sus par– tes, sino de todas y cada una; de la misma manera el deber de procurar el desarrollo y extensión de la Iglesia incumbe a todos sus miembros sin distinción. "Todo ser (2) Les Dossiers...., págs. 166-167. (3) Ibíd.
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