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76 DR. P. PÍO M,ª DE MONDREGANES, O. F. MJ. CAP. de menos de desear, aconsejar y exhortar a todos los fieles a cooperar a la obra urgente de las misiones. Los Sumos Pontífices, directamente o por medio de las Con– gregaciones y Prelados, han recomendado, principalmen– te en estos últimos tiempos, la cooperación espiritual y material a las misiones. Estos reclamos a la conciencia de los fieles sobre los deberes misionales se reiteran con vivo interés en las dos Encíclicas misionales Maximum illud, de Benedicto XV (16); Rerum Ecclesiae, de Pío XI (17) ; Evangelii Praecones (18) y Fidei do– num (19), de Pío XII, felizmente reinante. Corolario.-Cormo consecuencia de lo que hemos di– cho se sigue el deber que tiene el sacerdote de form:::.r la conciencia misional en los fieles y el modo como debe . formarla. Para inducir a los fieles a la cooperación del apostolado misional se suelen presentar con freceuncia la miseria, la barbarie, la incultura en que se encuen– tran algunos pueblos de tierra de misiones, exagerando o f ~lsificando, tal vez, la realidad de las cosas, a fin de excitar y conmover los sentimientos humanitarios y efímeros de los fieles. Es necesario, para formar la ver- ' <ladera conciencia misional y hacer comprender la obli– gación de la cooperación, presentar con claridad las ver– dareras fuentes o principios d,e donde se derivan los argumentos teológicos, que no dependen de las condicio– nes económicas o culturales de las naciones, sino ,que nacen necesariamente de la misma naturaleza de la Iglesia. (16) AAS., 1919, XI, pág. 453. (17) AAS., 1926, XVIII, pág. 79. (18) AAS.• 1951', XLIII, págs. 497-528. (19) AAS., 1957,,1 XLIX, págs. 2:l6-2•18,
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