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AYUDADME,-COOPERACI1ÓN MISIONERA 55 enim est mundus, isque creditus tibi" (5). El misionó– lago Tomás de Jesús, carmelita, dedica yarios capítulos de su clásica obra a demostrar la obligación del Papa de enviar misioneros por todo el mundo y cómo de he– cho ha sido cumplida esa obligación (6). Como último testimonio baste aducir las palabras del Papa misione– ro Pío XI: "Inde a prioribus reparatae salutis aetatibus, eo praecipuas curas cagitationes que Romanorum Pon– tificum fuisse conversas, ut evangelicae lucem doctrinae christianaeque humanitatis .beneficia populis in tenebris et umbra mortis sedentibus, nullis unquam difficultati– bus impedimentisque deterriti, .impertirent.._, Qujsquis autem est, qui Iesu Pastorum Principis vicis in terris divinitus gerat, is tantum abest, ut dumtaxat in tuendo ac servando, quem regendum accepit, grege dominico possit acquiescere, ut contra, praecipuo muneri suo de– sit, nisi alienas externosque Christo lucrari atque adiun.; ge.re omni contentione nitatur" (7). El Súpremo Jerarca de la Iglesia es el primer misio– nero, el cual ejerce su deber pastoral por medio de las Congregaciones romanas establecidas para este fin, por los Institutos religiosos, Obispos, Vicarios y Prefectos apostólicos y los misioneros enviados por todo el mun– do. Su obligación no tiene límites ni en el tiempo ni en el espacio. Su vigilancia, su acción, su celo, su deber se extiende a todos los católicos, cismáticos, herejes e infieles de cualquier raza o nación que sean. La Histo- (5) lbíd., 1. 2, c. 6. P. L., 182, 749. (6) De proczzranda salllte omnfom genH,um, libri I-IV. Novissima edit. cura P. Th. a Iesu (Pammoli, lib. II, parte I, plágs, 67-98), noma, 1940. . (7) Rerum Eccl., .4AS., 1926, XVIII, pág. 65.