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22 DR. P, 0 PÍO' M.ª DE MONDREGANES, O. F. Mi, CAP, al campo misional y se concreta el objeto por el cual se presta la ayuda o la colaboración. La cooperación misionera se puede tomar en dos sen– tidos: en un sentido amplio y en un sentido estrecho. 1) En sentido largo significa Ja acción de todos los miembros de la Iglesia, según el propio estado, para la propagación de la fe y el establecimiento de la Iglesia en todo el mundo. Es el ejercicio de la actividad de la sociedad católica por la difusión del Evangelio y del Reino de Cristo. Dice San Pablo que somos cooperado– res de Dios. Dei enim sumus adiulores (2). Dios quiere que todos se salven. Jesucristo murió por todos. Por el bautismo somos hijos de Dios, súbditos de la Iglesia, miembros del Cuerpo Místico. Los hijos deben colaborar con el Padre; los súbditos, con el Superior; los miembros, con la Cabeza, para conseguir los fines de la sociedad sobrenatural fundada por Cristo, para dilatar su reino universal y para que los frutos de su redención copiosa lleguen a todos los hombres, sin excepción de pueblos o de razas. Dios podía hacerlo todo por sí mismo, pero exige la cooperación humana. Nos hizo sin nuestro con– curso, pero no nos santifica sin nuestro concurso. Y no sólo debemos concurrir con Dios como individuos, sino también como socios de la colectividad o miembros de la comunidad por Él fundada. 2) En sentido estricto la cooperación misionera se toma generalmente por el auxilio o ayuda que los fieles prestan en favor de las misiones, propiamente tales, con el fin de propagar la fe y establecer la Iglesia católica (2) l Cor., III, 9,

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