BCCCAP00000000000000000000638

CAPÍTULO IV EDAD CONTEMPORANEA Las misiones católicas florecieron en el siglo XVI y primera mitad del xvn, pero después fueron decayendo de su esplendor por varias causas. Las dos potencias ca– tólicas del Patronato, España y Portugal, fueron perdien– do poco a poco su potencia colonial; en cambio, fué ·avanzando el dominio de las naciones protestantes. Las vocaciones misioneras disminuían. Por otra parte, el ateísmo, el filosofismo, el racionalismo, el enciclopedis– mo y otros errores, contribuían a extender más la irre– ligiosidad en Europa, lo que explica en buena parte la · escasez de vocaciones y la decadencia del espíritu mi– sionero. Vino después la Revolución Francesa, que pa– ralizó el movimiento misional de expansión católica en Eüropa. A principios del siglo ·pasado se sintió la necesidad de acudir en ayuda de las misiones, q.e las cuales ya no se ocupaban para nada los Gobiernos. Surgieron varias iniciativas, como la Asociación de Oraciones y de Obras Buenas, para pedir a Dios la conversión del mundo in– fiel, fundada en París hacia fines del siglo xvn. En 1780 se publicó un librito en que se explica el fin y las pr-ác– ticas de la Asociación. Las iniciativas para ayudar a las misiones surgían, no ya de los Estados, sino de los humildes fieles que con

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz