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222 DR. P, PÍO M. 0 DE MONDREGANES, O, F. Mi, CAP. Roma, 1689. Otras muchas publicaciones de este género se divulgaron en aquella época: Además de estas obras científicas, que favorecían e instruían para el apostolado, llegaban al Occidente las Car~as de los misioneros del Japón, de la China, de las Indias Orientales y Occidentales, llenas de episodios edi– ficantes, de noticias curiosas que se leían en los Semi– narios, Colegios, conventos, familias cristianas y en los palacios de los grandes, suscitando vocaciones misione- ras y ayudas a las misiones. . La literatura misionera, profunda y amena, fácilmen- -te encontraba editores y lectores, produciendo los efec– tos consiguientes para la colaboración y cooperación en favor de la obra evangelizadora. En 1622 se funda la Sagrada Congregación de Propa– ganda Fide por el Papa Gregario XV. La necesidad de este Dicasterio Romano para la dirección de las misio– nes en el mundo era ya sentida y anhelada por muchos. El nuevo organismo influyó no sólo en la 9rganización misionera, sino también en la cooperación. - Las misiones de Propaganda recibían ayuda de la Santa Sede, en cuanto podía socorrerlas. No pocas ve– ces los misioneros de Propaganda llamaban a las puer– tas de la economía de esta Congregación, cuyos limita– dos socorros no podían satisfacer las múltiples necesida– des materiales y las penurias de los misioneros. Dos siglos después se fundaron la Obra de la Propa– gación de la Fe y otras Obras misioneras que ayudaron poderosame:i;ite a las misiones dependientes directamen– te de esta Congregación.

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