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216 DR. P. PÍO M.• DE MONIDREGANES, O. F. Ml. CAP. Las Ordenes caballerescas preparan el camino a los misioneros, les acompañan y les defienden de sus adver– sarios. A ellas se debe en gran parte la conversión de los países bálticos. En Letonia y Estonia obraron podero– samente los Hermanos de la Espada; en Prusia, los Her– manos Prusianos, y especialmente los Caballeros Teutó– nicos, a los cuales se debe también la evangelización de la Lituania. En Finlandia un ejército cruzado de colo– nos cristianos determinó al pueblo a abrazar la fe. El monaquismo de Occidente, principalmente bene– di~tino, favoreció la evangelización con la fundación de monasterios y abadías, centro del estudio y de la cultura de aquellos tiempos. Con el cultivo de la agricultura y de las ciencias extendían su radio de acción y de influjo en los estudiosos y en los campesinos. Los árábes se extendieron por el Oriente, se apodera– ron de Tierra Santa y eran un continuo peligro para la Iglesia católica. Se organizaron, con la aprobación y re– comendación de los Papas, las Grandes Cruzadas, no sólo con el intento de recuperar los Santos Lugares, sino también para rechazar· el peligro musulmán e implan– tar la Iglesia católica en sus territorios y atraer a los cismáticos del Oriente al seno de la Iglesia de Roma. Las Cruzadas .no obtuvieron los resultados anhelados, pero prepararon los caminos a los numerosos misione– ros que más tarde se dirigieron hacia el Oriente y los países ocupados por el Islamismo. · Ordenes mendicantes. - A las Ordenes mendicantes de aquella época, principalmente dominicos y francis'." canos, esencialmente misioneras, ayudaron en el aposto-: lado entre infieles y mahometanos los reyes y reinas <le aquel tíempo, como San Fernando, rey de Castilla y de

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