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214 DR. P. PÍO M." DE MONl)REGANES, O. F. M. CAP. saron a Italia, donde fundaron el reino ostrogodo. Aun– que arrianos, encontraron a la reina Amalasunta, hija de Teodorico el Grande,, que les dispuso al catolicismo. Los longobardos, la mayor parte aún paganos y per– seguidores del catolicismo, que ocupaban el norte de Ita– lia y habían escogido ·por capital a Pavía, tuvieron a Clodovinda, esposa de Alboino y sobrina de Clotilde, como la primera colaboradora de su conversión. Con– tinuando después su obra Teodolinda, esposa de Auta– rio, y su hija Gundeberga, las cuales, siguiendo la direc– ción de San Gregorio Magno, influyeron poderosamente en la evangelización de sus súbditos. C]otilde trabajó ardientemente en la conversión de los francos y de su esposo, Clodoveo, bautizado por San Remigio en 496 y comparado a Constantino. Después <le su conversión fué consideradÓ como el defensor de to– dos los católicos. La gran reina franca podía considerar– se como colaboradora de uno de los hechos más impor– tantes de la historia misionera. En 401 Alarico, rey de los visigodos, saqueó a Roma. Una parte de sus hordas pasó a las Galias y fundó el reino de· Tolosa; otra parte pasó a España y fundó el reino visigodo (507-711). En 579 Hermenegildo, hijo de Leovigildo, casó con la ferviente católica Ingunda, hija de los reyes de Austrasia. Supo insinuarse en el ánimo de su esposo Hermenegil<:lo, que, instruído por San Lean– dro, metropolitano de Sevilla, abjuró la herejía ari:ia– na, por cuyo motivo el padre, furioso, acabó decretan– do el martirio del joven príncipe. El otro hijo, Recaredo, de temple sereno y prudente, pensó que la unidad na– cional deseada se había de hacer a base del catolicismo. A los diez meses después de _haber ~ubido al trono se con-

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