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CAPÍTULO II EDAD MEDIA En la Edad Media cambia el método misionero y también el modo de cooperar a la obra de la evangeli– zación. Cuando se caminaba bajo la protección de las águi– las romanas era fácil recorrer las vias comerciales y consulares para comunicar con las lejanas provincias. Las leyes, el idioma y la libertad de movimiento favore– cían la expansión del cristianismo, que, pasando los lí– mites del Imperio, se difundia también en las regiones limítrofes. Derribado el Imperio por la irrupción de los bárba– ros era necesario convertir a estas nuevas estirpes paga– nas que invadieron la Europa y el Mediterráneo. La di– ferencia de táctica en la evangelización se imponía. La acción misionera se dirige a la conversión de los jefes y de los nuevos pueblos invasores. La cooperación misionera tiene como protagonistas a los jefes, magna– tes y dirigentes que pueden influir en las muchedum– bres. La acción de los gobernantes solía ser decisiva en favor o en contra de la religión de los súbditos. Ahora entran en escena las dulces y magnáninias n.:. guras de reinas y princesas que intetvienen poderosa– menb'( en la conversión de los nuevos pueblos paganos. Citemos sólo algunos nombres. Los ostrogodos de la parte meridional de la Rusia pa-