BCCCAP00000000000000000000638

210 DR. P. PÍO M.ª DE MONDREGANES, O. F. l\l. CAP. multiplicarse del Evangelio fué una multiplicación de iglesias semejante a una prolificación de células. Dice el Papa Pío XII que la idea cristiana se propa– gó por las vías consulares del Imperio romano, "no sólo por, el celo de los Obispos y dei los sacerdotes, sino tam– bién por la actividad de los magistrados civiles, de los soldados y de los ciudadanos privados. Millares de cre– yentes anónimos, por el deseo ardentísimo de difundir la nueva religión que ellos apreciaban, intentaron pre– pararle el camino, de tal modo que, después de unos cien años, el Evangelio había ya alcanzado todos los cen– tros más importantes del Imperio romano" (27). El autor de la carta a Diognetes escribe estas her– mosas palabras: "Los cristianos... son en su patria como inquilinos... ; toda tierra extranjera es para ellos pa– tria, y toda patria es para ellos extranjera" (28). Oríge– nes, por su parte, nos dice también: "Los cristianos po– nen todo esfuerzo por difundir la fe en el mundo ente– ro. Por esto algunos emplean toda su vida en continuos viajes, no sólo de ciudad en ciudad, pero también de al– dea en aldea, de pueblo en pueblo, para ganar fieles para el Señor'' (29). La caridad mutua de los cristianos que se ayudaban unos a otros hacía admirable y amable la nueva reli– gión. La sangre de los mártires derramada con abundan– cia era semilla de nuevos cristianos. La doctrina moral y las costumbres edificaban a los paganos del Imperio. Los Padres, apologistas y escritores no sólo defendían la nueva religión de los paganos, sino que la purificaban (27) Evangelii Praecones, AAS., 1951, XLIII, pág. 511. (28) Episi'. ad Diognetum, V, 5. Ed. Funk, I, 399. (29) Contra Celsum,: III, 9, M. P. G., XI, 931.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz