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CAPÍTULO PRIMERO NATUR.4LEZA DE LA COOPERACION ' MISIONERA La misiones empiezan con Jesucristo, que es el Pri– mer Misionero enviado por el Padre Eterno para la re– dención del mundo. Pero el estudio sistemático y cien– tífico acerca de las misiones católicas podemos decir que es de este siglo. Por eso no es de extrañar .que no haya uniformidad entre los autores al tratar de los conceptos d_e misión, de misionología y de otros términos referen– tes a esta nueva disciplina. Salvo meJor opinión, nosotros 'definimos la misiono– logia diciendo que "es ,la ciencia que estudia razonada y sistemáticamente la actívidad expansiva de la Iglesia ca– tólica. en sus fundamentos doctrinales; en sus actuacio– nes jurídicas, misionales y misioneras; en sus finalida– des y métodos; en su desarrollo histórico y estado ·actual en eil mundo" (1). Como es natural, se divide en varias partes que en sí mismas consideradas son muy heterogéneas; pero uni- (1) Cf.. MoN_DREGANES, P. M., Manual de Misionología, págs. 11 y sigs. Madrid; 1951; JETTÉ, F., O. M. I., Qu'est-oe q'lle la Missiologie. Ottawa, 1950; SEUMOIS, A., O. M. l., 'Vers une déf.inition de l'activité mi3s}onnaire, Collect. Les Cahiers dé la Nouvelle Revue de Seien– ce Míssíonnaire, Schonek-Bekenried (Suiia), 1948, pág. 46; ídi., In– iroduciion a la Missionologie, ibíd., 1952; LoFFELD, E., C. C. S,p., Le probleme cardinal de la Missiologie .et des Missions Catholiques, Stokweg (Holanda), 1956.

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