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AYúDA.DMli:.--úúOPEMm,ÓN MlSiúNí!.RA 207 las limosnas recogidas en las comunidades cristianas de Galacia, Corinto, Macedonia y Acaya a. los· pobres her– manos de J erUsalén. Cuánta fuese la cantidad recogi– da no nos consta, pero, dada la solicitud de Pablo y la generosidad de los hermanos griegos para ayudar a los pobres hermanos de Palestina, se cree fuera considera– ble. Los filipenses, por San Pablo.-Todas las iglesias amaban y socorrían al Apóstol que les había engendra– do a la fe, pero la iglesia de Filipos le fué siempre muy adicta, hasta el punto de que, contra toda costumbre, Pablo aceptase de la comunidad filipense socorros en dinero. Cuando supieron que estaba preso en Roma en– viáronle a cierto Epafrodito con el oportuno socorro y para que se pusiese a su servicio. Pablo, agradecido, les saluda y les da las gracias y les exhorta a vivir dignamente: "He creído-dice--rie– cesario enviaros a Epafrodito, nuestro hermano, coope– rador y camarada mío, vuestro enviado y ministro en mis necesidades, puesto que está suspirando por todos vosotros, y está angustiado porque sabe que ha llegado a noticia vuestra que estuvo enfermo" (22). Los filipenses fueron generosos con Pablo, y éste les demuestra su profundo agradecimiento: "Bien sabéis vosotros que al comienzo del Evangelio, cuando partí de Macedonia, con ninguna iglesia tuve cuenta de dado y recibido; sólo con vosotros. Porque, estando en Tesalo– nia, más de una vez me enviasteis con qué atender a mi necesidad. No es que yo busque dádivas, sino que busco fruto que produzca interés en vuestra cuenta" (23). (22) Pl!il., II, 26-26. (23) Ibíd,. IV, ló-17,

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