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204 l[)R. P, PÍO M.ª íDE MONDREGANES, O, F, M1, CAP. Frigia, y llegó a Efeso, donde fué de nuevo huésped de Aquila y Priscila, que le ayudaron mucho en la magna revolución de los efesios. Luego que cesó el alporoto hizo Pablo llamar a los discípulos y se despidió de ellos, par– tiendo camino de Macedonia, y así llegó a Grecia, donde estuvo tres meses. Desde Filipos partió con algunos dis– cípulos para Troade, Mileto, Cesarea y Jerusalén, donde fueron recibidos con alegría por los hermanos. Al día siguiente Pablo visitó a Santiago, reuniéndose allí los presbíteros, contándoles lo que Dios había obrado entre los gentiles. En estos viajes apostólicos, y en el viaje en que, prisionero, fué conducido a Roma, Pablo tuvo mu– chos cooperadores que de una manera o de otra le ayu– daron en su apostolado entre gentiles y judíos. Recomendaciones.-Pabio, lleno de gratitud, mencio– na con frecuencia en sus cartas a los que con él cola– boraron en la difusión del Evangelio. Como ejemplo de esta manifiesta gratitud hacia sus cooperadores y bien– hechores transcribimos aquí las recomendaciones que hace en la Epístola a los romanos: "Os recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa de la iglesia de Cen– cres, para que la recibáis en el Señor de manera qigna de los santos y la asistáis en todo lo que fuere necesario, pues ella ha favorecido a muchos y a mí mismo. Salu– dad a Priscila y Aquila, mis cooperadores en Cristo Je– sús, los cuales, por salvar mi vida, expusieron su cabe– za, a quienes no sólo estoy agradecido yo, sino todas las iglesias de la gentilidad. Saludad también a la iglesia de su casa. Saludad a mi amado Epéneto, las primicias de Cristo en Asia. Saludad a María, que soportó muchas penas por nosotros. Saludad a Andrónico y a .Tunia, mis parientes y compañeros de cautiverio, que son muy es-

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