BCCCAP00000000000000000000638

128 DR. P. PÍO M." D:E MONDRl.:GA.NES, O, F. Mr, CAP. ño del Divino Pastor con las que no pertenecen a él, pero que es necesario que pertenezcan. 2. 0 En consecuencia de estos principios debe el sacer– dote : a) Instruirse en la ciencia misional, según las exi– gencias de su vocación sacerdotal y conforme a las ne– cesidades de los tiempos presentes; b) Ser apóstol y propagandista incansable de las Obras misionales; e) Instruir, y exhortar a los fieles acerca de la obligación de cooperar a las obras misionales; sobre el valor de las mismas, su organización, fines, ventajas, favores, etcé– tera, etc. i Para obtener con más facilidad y eficacia estos y otros muchísimos frutos es necesaria la asociación de individuos, la unión de voluntades y la convergencia de esfuerzos y actividades, que se conseguirán indudable– mente con la U. :M. del C. Origen.-Vn sacerdote de Turín sentía la urgente ne– cesidad de la acción del Clero en favor de las misiones, para lo cual ideó y proyectó una Asociación de Herma– nos en el sacerdoció que se obligara a rogar, principal– mente en la Santa Misa, y a interesarse por las misiones. Como a él, no siendo religioso ni misionero, no le era fácil realizar su proyecto, se lo manifestó a los Padres Jesuitas, quienes luego lograron fundar la Liga Apos– tólica, cuyo fin era rogar y ayudar a las misiones de la Compañía de Jesús. El Cardenal Richelmy, Arzobispo de Turín, el 29 de mayo de 1915 daba su adhesión a la Liga. Anteriormente, en 1912, en varias diócesis de Alema-· nia se formaron uniones de sacerdotes (Die Priester– MissionsvereinigungenJ, con el fin de suscitar el celo

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz