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110 DR. P, PÍO M," DE MONDREGANES, O, F. Mi, CAP, lidaridad cristiana; y es deber de todos fomentarla y ex– tenderla por el consejo y la exhortación, de palabra y por escrito, en privado y en público, con el ejemplo y con la acción. Oigamos las palabras del Sumo Pontífice Pío :XI: "En cuanto a la Obra de la Propagació11 de la Fe, es necesario que el pueblo acuda con aquella generosi– dad que reclaman al presente las necesidades de las mi– siones, engrosando con las limosnas esta Obra, la prin– cipal, sin duda, entre las que favorecen las misiones... No os avergoncéis, pues, Venerables Hermanos, ni os dé pereza el haceros mendigos por Cristo y por la salvación de las almas, insistiendo con vuestros diocesanos por es– crito y de palabra, caldeada en la elocuencia del cora– zón, con el fin de que las cantidades que todos los años recauda la Obra de la Propagación de la Fe, con su mu– nificencia y magnanimidad se acreciente~ y multipli– quen. Ninguno hay tan pobre o desnudo, ninguno tan enfermo, ni hay .hambre y sed comparable a la de quie– nes no conocen a Dios ni tienen su gracia; por tanto, los que ejercitan su misericordia con los más necesitados de todos los hombres estén seguros de que Dios no les defraudará en su misericordia y en su divina recqm– pensa" (9). Pío XII escribe: "El género humano atraviesa en la actualidad una tremenda crisis que se resolverá en la salvación con Cristo o en funestas ruinas. Los misione– ros trabajan alegremente y combaten por difun<lir el Reino de Cristo; pero existen también los propagadores del mal, que, predicando el materialismo y rechazando . toda esperanza de una eternidad feliz, se esfuerzan en (9) Cfr. R,erum Ecclesiae, AAS., 1926, XVIII, pág. 72,

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