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¿Es que el hombre puede programar su vida al margen de Dios? ¿Una vida· puede llamarse humana cuando se cierra a los va– lores religiosos? El libre pensador Voltaire llegó a afirmar que si Dios no existiese habría que inventar, lo. ¡Tal es la perentoria necesidad que el alma humana siente de un Absoluto! ¿Por qué, pues, esas actitudes tan paga– nas o cuando menos tan indiferentes ante el Misterio de la Pasión y Muerte.de un Dios? Creo que se está haciendo del cristianis– mo un artículo de lujo. Se le acepta otras veces como un venta– jismo. Y las más como una postura facilona. "Vuestro cristianismo -decía un sacer– dote húngaro refiriéndose a la práctica reli– giosa en el Occidente libre- es muy ruido– so, pero vacío de Cristo. Demasiadas cruces en el pecho y en los labios, pero muy poco sacrificio". Esta es la radiografía religiosa de nuestra Delta. Exceso de palabreo, confesiones de su credo cristiano inoportunas y egoístas (en el momento de solicitar un bautismo, prime– ra comunión, etc.). pero uría carencia casi absoluta de compromiso y de cumplimiento. Y en nuestros días, esto reviste los carac– teres de un magno escándalo. Que hay que atajar, a costa de lo que sea. Y es que· ser cristiano en el siglo XX exi– ge una gran responsabilidad, pues requiere hombres que, frente a la existencia huma– na regida por el egoísmo, sepan vivir como Cristo y aceptar el riesgo de creer, esperar y ·amar. ("Oriente", 1973). -88-