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En esta trayectoria debe i.r la manera de obrar política del sacerdote. Es totalmente necesario que esté desprendido de afinca, mientas políticos "partidistas". El -corno la Iglesia- debe se~ hacedor de "unidad y fra– ternidad" entre los humanos. Y mal cumpli– ría este papel siendo "blanco" o "verde,", amarillo o ... No haría otra cosa que crear banderías y disenciones. . . Lo contrario de lo que le pide su vocación. Por eso es que la "política partidista" le está absolutamente negada. Pero ello no quiere decir que el sacerdote deba ser un hombre apolítico. Es decir, aje- - no a los dolores de sus hermanos, apartado de lo que sucede en la "polis" humana. En esto debe ser el primer político, el más hon– damente comprometido, que es.a es la acep– ción sabrosa y neta de político: ·hombre que vive en ascuas por los problemas de sus hermanos, persona que tiene la conciencia al rojo vivo para ver lo que sucede a su alrede– dor, hombre que se apresta a combatir el ma– lestar de los demás. Por eso es que me desagrada cuando al– guien -por su cuenta- rne adscribe verbal– mente a uno u otro partido. Otro tanto me sucede cuando después de predicar "evangelios molestos" me dicen que por qué me meto en eso. Ya están al tanto de lo que hay. En ade– lante no tienen por qué equivocarse en sus juicios sobre la postura política de la Iglesia. ("La Religión", 1973).

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