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te. ¡Ironía campesina! Para enjui·ciarlo pasto– ralmente habría que recurrir a la fórmula bí– blica de "dar coces contra el aguijón". puede que sea este mismo espíritu com– bativo del pueblo fo que nos atraiga a los que laboramos por la causa cri$tiana. Lo di– go porque los domingos uno tiene que andar las mismas aceras que antes ha andado un espiritista o un testigo de Jehová. Una mañana dominguera, un hombre, bien trabajado por el sol y por los años, me dio el alto al tiempo que me alargaba una Biblia. ¡Ya me estaban cantando las excelencias de lo que tenía entre las manos! Debía acudir a la lectura de aquellas páginas siempre que es– tuviera en apuros. Y me hizo una demostra– ción:. -Es verdad. que el mundo de hoy está contra Dios. No tiene más que fijarse en este hecho: los periódicos dedican amplio margen a eso que llaman "galería de sociedad", es decir, matrimonios, recepciones, cumpleaños. Cuando usted llegue a su casa lea el capítu– lo catorce de San Mateo. Allí se dice que Herodes hizo degollar a San Juan Bautista precisamente el día de su cumpleaños. Des– de entonces ese día deberá ser de luto más que de alegría. Y usted ve. No se dan cuenta de que atraen f.a maldición sobre sí. Me hablaba uno que era albañil y que en aquellos instantes estaba poniendo a prueba su espíritu "evangélico". Por su matiz sectarista y oficial, pudiera parecer que el anterior suceso es infrecuen– te entre la masa neutral de los campesinos. La realidad es muy otra. Cualquiera le pre- ..... 68 -