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se constituyen cada día -con los aplausos de una multitud extranjera- en acusadores de su madre. Con frecuencia me ha sucedido, oyéndolos, pensar: Con cuánta mayor razón la Iglesia, toda la Iglesia,· se sentiría con el derecho de quejarse de ellos". (id. p. 8). Crisis demoledora, capaz. de ser neutrali– zada jJor. una fuerte dosis de amor al Jesús del evangelio y un amor y un cuidado no menos acendrados a la unión católica. En los presentes momentos, cuando se tiene la impresión de que cada católico nace con el dardo de la crítica debajo del brazo, no estaría de más recordar aquellas palabras del Papa Juan XXIII- cuyo aniversario de su muette fue hace unos días...;... éuando en su testamento decía: "Quiero profesar una ·vez más mi fe cristiana y católica, y mi pertenen– cj.a y sumisión a la santa Iglesia Católica .y Romana, y mi perfecta devoción y obedien~ cia a su Augusto Jefe, el Sumo Pontífice ... '.' (Testamento redactado en Venecia 1954). ("La Religión", 1974). -63-
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