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Y que esto hay que hacerlo a destajo y sin componendas. Eso sí, dejando a salvo siem– pre la ·caridad. Gilbert Cesbron expresaba esta misma idea con aquella interrogante tan inteligible y locuaz: "¿es todavía la prudencia una vir– tud?". Una conversión, que puede revestir muy diversas formas y lograrse de muy diversas maneras. ¡Una piedra puede ser rota en mil pedazos por la furia de un torrente y puede. ser gastada por la incesante caída de una gota de agua! - Pero que se tiene que ir- por esas rutas ante trazadas y que tiene que constituirse en obsesión ....:_saludable, eso ,sí- de los que seguimos mostrando nuestro carnet de se– guidores de Cristo. ("La Religión'.', 1973). -60-