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• PESADILLA CUARESMAL . Es' laque la resulta del anuncfo compro- metedor: "Convertíos. (Mt. 3,2). . 1 ;' ' '. ¿Y qué clase de vuelco hemos de dar lbs que nos apefüdamos crisUanos? Parece que no se trata· de aquella "con– versio fidei". Aunque lá verdad es que no dejan de alertarnos contra un· fideísmo má– gico y continuamente nos llaman la atención p.ara que no caigamos en una religiosidad de tono supersticioso; post.uras ambas que por su infantilismo no llegan a la madurez durez suficiente que se requiere para· califi– carles de acto de fe. A los que desde infantes portamos la in– signia de discípulos de Cristo, más bien se nos requiere eso que los escritores de espi– ritualidad llamaron "conversio morum". Un alojar· en nosotros planes plenamente evan– gélicos, desterrando componendas híbridas; un cambiar nuestro granítico corazón hacién– dolo esponjoso y receptivo de las muchas in– digencias humanas. A nadie se le oculta que en las presentes .circunstancias la dirección a tomar es del compromiso formal con nuestro mundo· sin dejar en ningún momento de predicar el men– saje de una cruz de la cual pende un Cristo. -"- 59 _;_