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ENTRE ONDAS ANDA EL JUEGO No estoy proponiendo ningún trabalen– guas. Incrustado en dicho título lo qUe sí va es un d_eseo tan vivo y tan, por tanto tiempo, anhelado que no sé qué daría por verló cum– plido. Hablo, no ya de la conveniencia, sino dé !a necesidad con carácter de urgencia que el Oriente venezolano tiene de una emisora católica. , . No me surge este impronta apostólico de un ánimo revanchista, es decir, para contra– rrestar la magna influencia de una radio co– . mo la "Transmundial". Es una consecuencia . bien racional de quien ha vivido años por estas tierras y· lo ha hecho con los ojos abiertos y con los oídos tensos para escuchar decires y ansias de nuestro pueblo de Dios. · · Gatólicos que se quejan de su abandono espiritual; Spcerdotes que echan los brazos al cielo en actituc;I no sé si de impotencia pa– ra cubrir espiritualmente su zona parroquial o .de ll'amada al cielo, en demanda de gyuda. Lo cierto. es que un porcentaje muy eleva– do de nuestro Oriente apenas si oye la Pala~ - 45 -