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se contagiar por las mismas. ¡Daba por des– cartado el apretar el gatillo de una metralle– ta para defender a un campesino o servir de alcahuete de partidos de extrema izquierda o derecha (que los extremos nunca son bue– nos sean del polo que sean)! Se propuso "'-'-esta determinación fue he– cha con redoblada energía- no defraudar las legítimas esperanzas que los hombres ponen en el ministro de Cristo. ¡Pero eso sí, que fueran justas, porque él no iba a tolerar inci– taciones peligrosas y hasta degradantes so . pretexto de un i,gualitarismo necio o con el espejismo de una victoria para la causa di– vina. Y como los tiempos que corren son de compromiso y ejemplo práctico, se obligó a no repartir ideas no evangelicas, en momen– tos en que los de afuera están esperando las enseñanzas de Cristo. · Y de no omitir trozos importantes del evangelio, porque son delicados y compro– metedores. Y de estar lo más cerca de Dios, porque es como más cerca se está de los . hombres. ' ¡Ah! Y estaría al lado de los pobres, pero sin dejar desmantelados a los ricos, predi– cando a cada cual su programa religioso. ¡Porque ambos tienen derechos, y tienen obli– gaciones ambos! El Padre X. . . estrenó el año con· renova– dos bríos. Año Nuevo, vida Nueva. ("La Religión", 1973). -38-