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RIBERAS SIN HISTORIA La evocación de Caracas siempre queda– rá condicionada a sus autopistas y a- sus ca– rros, a la Avenida de Los Próceres y a las Torres de El Silencio, a sus abundantes par– ques y ... al Hotel Humboldt, encaramado en Jo más pindio del monte Avila. A un tiempo centinela de la ciudad y faro del mar Caribe. Con ese m<'>nstruo de hormigón, los ve– nezolanos han querido honrar la memoria del que fue uno de i:os primeros investigadores de .las tierras de Venezuela, el barón Alej.an– dro de Humboldt. De él son las palabras que. encabezan este comentario, salidas esporí– táneamemte de su boca cuando navegaba Orinoco arriba. Al sabio alemán .se le haQía difícil concebir la existencia de parajes no hipertrofiados por la civilización; zonas po perturb1:1das ni por el descubrimiento de Co– lón ni por las vecinas guerras mundiales; paisajes que los entendidos llaman prehis– tóricos, donde el indio podía, sin sobres.altos, cumplir con su rutina diaria de contacto di– recto con la tierra, las plantas y los anima~ les. Ha pasado 1 una centuria larga desde aque– llo. Y de esas riberas sin historia que fueron el más codiciado descubrimiento del presti– gioso naturalista, hoy apenas si quedan al- / . - 247-
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