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antes los antiguos m1s1oneros de Colombia para reedificar las poblaciones de indígenas · e instruirlos en la religión, en la moral y .en las artes necesarias para la vida". ''Que esto no puede hacerse sino por me– dio de las Ordenes Regulares, que es nece– sario conservar y aumentar para que haya ministros que sirvan las misiones, y que tam– bién prediquen y enseñen a los demás pue– blos la religión y la moral". (Art. 3 y 4). Fue durante la segunda presidencia de Páez cuando el Gobierno comisionó al Pbro. José Manuel Alegríá para que fuese a Euro– pa con objeto de traer misioneros que res– taurasen las antiguas Misiones. En 1842 lle– gan a las playas venezolanas alrededor de ochenta misioneros Capuchinos, los cuales vieron frenado su celo por los Gobiernos que sucedieron al de Páez. Dispuesto a conseguir su objetivo, el Go– bierno no cejó en su empeño y facultó al Sr. Arzobispo de Caracas -Monseñor Crís– pulo Uzcátegui- para que marchase a Euro– pa y trajese cuando menos cincuenta misio- · neros. Sólo pudo embarcarse con ocho, que llegaron a La Guaira el 9 de diciembre de 1891. De nuevo la desilución. Por fin llegó el 1918, año en que los Mi– sioneros Capuchinos determinaron hacer el supremo esfuerzo y vencer las resistencias, que habían abortado los dos intentos ante– riores de sus hermanos en religión. Se encargó a los PP. Bienvenido de Caru– cedo y Arcángel de Valdavida que hiciesen un viaje de exploración por las regiones de - 242-
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