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gis)ación de Venezuela para con los indíge– nas ha sido de lo mejorcito del Continente Sudamericano, en cuanto a protección, defe, rancia y estima de lo autóctono. Otra cosa es que los encargados de implementarla, ha– yan fracasado por falta de aprecio y diligen– cia. No cabe duda, por otra parte, que tam, bién se les ha llevado algunos de los ele– mentos positivos de nuestra vilipendiada ci– vilización, vgr., escuela, sanidad, etc. ¿Qué pensarán del· Estado, de nuestra Na– ción, los que, allende nuestras fronteras, oigf!n composiciones así? No faltará_n ocasiones para tratar con cal– ma esta temática de nuestros indígenas. El nervio de mi comentario es éste: ¿Qué ha hecho Alí Primera por nuestros "Gua– raos"? ¿Siente de verdad su dolencia? ¿Los conoce en su alma?. ¿Ha trabajado por me– jorarlos? ¿Qué ha hecho por elevar su situa– ción? Este y otros casos parecidos, como "Los Guaraguaos", son el típico ejemplo de la más indigna explotación: la del que medra con el cfolor ajeno. iHacer de las lágrimas de los otros uña fuente de ingresos es el 1 más gra– ve pecado contra lo humano! - Esto lo he pensado desde siempre. Y lo he visto confirmado con esa pléyade pasaje– ra de cantantes llamados "contestatarios". Por cierto que hace unos días leí una entre– vista hecha al cantante mejicano Armando Manzanero, conocedor de este sórdido mun– dillo musical, que fijaba esta manera de pen– sar. Le decía el entrevistador que él había medrado con el "tema amoroso", y contes- - 225 -

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