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ellos quienes en 1971, hicieron que la Srta. Katy, de origen norteamericano, se interesa– se por esa artesanía y les prometiera conse– guir mercados fijos y garantes. Este es el momento en que surge la "Galería Vaquera", sala de exposiciones y de venta, al mismo tiempo. Después, sí, vienen los créditos concedi– dos a esta artesanía indígena. Y viene la ca– naliiación de los mismos a través del f'Cen– tro Regional de Acción Indigenista" de Tu– cupita. Y viene el Sr. Ornar Rodríguez, como responsable de esa sección de arte. Y ha venido también, en los presentes mo– mentos, el desanimo de muchas rancherías indígenas que han decidido enviar sus pro– ductos por medio de la Srta. Katy, por cuanto los "pagos" a través de la Comisión Indige– nista no llegan a tiempo y los créditos no llegan a muchos. ¡Esta es la verdad! Una penúltima anotación. Crítica el méto– do tradicional de..los misioneros porque ha– cía hincapié "sobre problemas del alma". Históricamente esta apreciación no está fun– dada sobre la realidad de los hechos. Si de algo pecaron los primero& misioneros fue de excesivo materi.alismo. Entiéndase esto. Quiero decir con ello que se dedicaron, casi con exclusividad, al sostenimiento vegetati– vo del indígena. Por. cierto que está en .la• imprenta un libro mío, cuyo objetivo princi– pal es probar esto mismo. La agricultura, la ganadería, la pesca, fueron la obsesión del r•!Ísionero, conjuntamente con la salubridad. Esto se prueba con datos, para que no quepa duda. -- 207 -

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