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sus personas. Integración me suena a sumar, completar,· añadir a lo que ya se es algo 'más. Al autor del artículo le suena a resta, a supresión, a dejar de ser lo que hasta ahora han sido, si es que quieren integrarse a la vida nacional. Como me parece un poco cansón y bullan-. guero el estar, una y otra vez, mentando el "genocidio directo" y el "etnocidio institucio– nalizado", creo que sería bueno recordar ál– guna vez la sincera intención de los que allí han trabajado y trabajan y leer por primera vez algo_de lo que se ha hecho por la cultura indígena. Por fin. Estoy de acuerdo en que los organismos oficiales encargados del campo (B.A.P. y otros ... ) son padrazos a .la hora de conceder créditos, que a veces ''son demasiado eleva– .dos con respecto al uso real en que pueden ser empleados por la parte beneficiada" (pág. 375). Pero me parece desacertado, por lo im· · prudente, el afirmar, sin haber constatado ci– fras y resultados, que ese dinero sepulta ca da vez más hondo al beneficiario. Voy a contar el caso de la comunidad in– dígena de Hobure, donde lo anteriormente di– cho aparece reflejado en números y porcen– tajes comprobados'. Esa comunidad recibió un crédito de die– ciocho mil bolívares para la siembra de arroz. Obtuvieron una cosecha de unos cincuenta mil kilogramos que, vendida, les dejó un sal– do bruto de treinta y seis mil bolívares. - 191 -
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