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AL WARAO LE DUELE EL ALMA Las impresiones de un turista, a11siosas y las de un 'reportero, precipitadas, dejan mu– cho que desear por lo que respecta a la ve– racidad. y profundidad de lo observado. · Por los caños del Delta, a descompás de tiempo, unos' y otros se van adentrando en ~ busca del aún tímido warao. Al regresar se desahogan entonando cantos líricos al paisaje natural y elegías al ritmo de vida que lleva el indígena. Sin dúda que el warao sufre por la incon- - sistencia de su economía y le quedan, sí, unos gramos de esperanza que son los que le mantienen en pie aguardando el definitivo arreglo de su existencia. Más la punzada -de mayor escalofrío ·no les viene por ahí. Es el campo imaginativo el que más problemas les causa y el que les dej.a mayores cicatrices en su alma, incura– bles muchas de ellas. Y es su "conciencia mágica" la que deja preparado el. terreno pa– ra que crezcan con exhubera11cia y profusión enfermizos estados anímicos. Aunque se dicen cosas bien distintas, la verdad es que el indígena está si.empre pre– ocup.ado. El temor es una de sus constantes. Temen a los "jebus" o espíritus malos; y a - 183 -

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