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indómito en.su etapa de soldado, sentimen– tal perdido cuando optó por las letras, el res- . ponsable de las muchas lágrimas que h 1 abrán ido a estrellarse en las letras .de su libro titulado "Corazón". Está hecho de situacio– nes -que los mayores tendríamos por leves y sin relevancia- de perdón, compañeris– mo, desprendimiento. Casi siempre vivido dentro del clima de una escuela o· bajo su · influjo. ¡Cuántos engendros de mejora no habrá provocado en muchachos y mayores, que hayan posado sus ojos en .esas páginas, la mansedumbre d~I grueso Garrón! En·. Un primer momento me fue imposible controlar .la razón de semejante reminiscen– cia, por otra parte tan .sin relieve. ¡Porque· a la verdad en la vida de uno mismo se encuen– tran sucesos de mayor supem;e! Ahora pien– .so que todo esto se debe al anhelo· de fami– lia, que estas fiestas navideñas provocan en los humanos. Anhelo que crece erí intensi– dad por eso mismo que se percibe la caren– ~ia de. ese espíritú benéfico en lo que nos rodea. · · · Porque el .Delta está sub-desarrollado en cariñO, está• cQltlo. está. En más casos de los que sería de desear, .la familia qa la impre– sión de· dos pqbretones que se. únen con 1.a esperanza de pasar menos penuria. ,La lla– mada segunda familia, es decir, la, escuela no aventaja a la exposición anterior. No pasa de ser un trasvase de fichas históricas o gra– maticales, de las cuales muchos hasta dudan . si son convenientes; cuánto más dudarán de su función educadora. ¿Hasta cuándo se va a tener en barbecho los sentimientos, el ca– rácter y las virtualidades anímicas de.l niño? ¿No h¡;¡y que educar para la vida? · · -16-
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