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. De verdad que los medios de comun_ica– ción se han ido convirtiendo en una prolon– gación del hombre. El libro es ampliación de la vista; la radio y la canción moderna, del . oído; la T.V., y el cine son hoy ramificaciones de nuestros propios sentid~ visuales y audi– tivos. Puede decirse que en el momento actual no se necesita ir a ninguna parte, todo viene al individuo, a su casa y a su mano; algo más, todo va apareciendo y desapareciendo a su acomodo y arbitrio. Una avalancha tan irre– sistible de información va- envolviendo al . hombre que casi no le da lugar a la expresión personal. Aquí está el veneno. Nuestro hombre está a punto de perder su espíritu aventurero y su espontaneidad. Su afán creador que es en lo que más se parece a su Creador. Ahora no necesita emplearlos. Todo se le da hecho. Los medios de comunicación le enseñan cuá– les son sus necesidades y cómo debe utilizar sus cosas. Lo ·que estaba para informar y mentalizar, ha pasado a éondicionar y- adaptar el alma del hombre moderno. Los medios de comu– nicación que no debieran pasar de ahí, de ser !'medios", por la desidia humana y el · mal uso que hace de los mismos se han con– vertido en fines tiranos que imponen su vo- luntad. . · · Por eso es que el hombre moderno se le llama "fabl'icado". Triste fin. ("Oriente", 1973).
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