BCCCAP00000000000000000000636

tener. Y allá quedan· aquellas palabras· que hablan de grandeza de coi;.azón: "No me pue– do agachar b.ajo tamaña humillación"; No creo sea ir más allá de la verdad el poner esta frase como espejo del alma es– lava. ¿Un occidental, en parecidas circunstan– cias, habría afrontado las iras del tirano? Y de salir en favor' de su postura; ¿cuáles se– rían los móviles? Porque puede ser un orgu– llo enfermizo o la rebeldía porque sí, más que la defensa del ideal por ser tal, los gene– radores de comportamientos comprometidos. Piénsese en los revuelos políticos que está provocando un Sartre. Pará quien haya perdido unos minútos en pensar,. no dejarán de ser sintomáticos los hechos que se advierten a una y a otra parte d'el más viejo continente. Materialismo prác– tico, secularismo ateo, teología de la muerte de Dios, son algunos de los productos cose– chados en lo que ayer fue fortaleza del espí- 1 ritu; mientras que el Oriente va destilando más y más religiosidad. Es uno de los más fuertes proveedores de divinidad. El gesto del literato Solyenitsin habla bien alto. Fombona- escribió dos novelas comple– mentarias con estos titulares: "Hombre de oro" y "Hombre de hierro". En la primera de ellas describe a un avaro que ha vendido su alma por el brillo de ese metal fascinador.. Hombre de hierro es el que tiene en más su lealtad y honradez que las riquezas. ¿Reflejará esto lo que está sucediendo en Europa? ("Mensaje Seráfico", 1971J. - 118-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz