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MEDITACION DE AÑO NUEVO Si' a alguno se le ocurriera recortar .los periódicos con ánimo de hacer un almanaque humano, vería que sus páginas registraban abundantes conflictos guerreros, diarias vio– lencias, tropiezos continuos y dudas gene~ ralizadas. Detalles todos ellos de la tan pregonada y más sentida crisis mundial. Convulsión que la misma Iglesia está pa– deciendo, ya que está en el mundo y es pa- ra él. · . Con lenguaje bíblico habría que hablar de la noche que nos envuelve a los cristianos: Noche que es incertidumbre y tiempo de som– bras, en el cual el trabajo no rinde, ni siquie– ra es posible; que son horas de imaginacio– nes fantasmales, de peligros inadvertidos y de incertidumbres descorazonadoras. Horas donde no se ve nada y la muerte puede estar acechando en cualquier. recodo. Más llanamente. Los cristianos del siglo XX estamos entre la incertidumbre del ca– mino aún no bien visto, las tinieblas de las más variadas opiniones, y la opacidad de un Dios que se esconde hasta casi perderse, de vista. -11---

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