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No se pueden citar aquí los innumerables pasajes del Nuevo Testamento que suponen implícitamente la divinidad de Jesús. Baste aducir algunos que expresamente le llaman DIOS: . a) San Juan en el prólogo de su Evangelio dice: «El Verbo era Dios... y el Verbo se hizo carne ( = hombre)» (Jn 1, l. 14). b) San Juan en su primera epístola dice de Jesús: <<El es el verdadero Dios y la vida eterna» (1 J n 5, 20). . e) Santo Tomás, al verle resucitado, le dice: «Señor mío y Dios mío» (Jn 20, 28). d) San Pablo escribe a los Romanos : « (De los israelitas)· según la carne procede Cristo, que está por encima de todas las cosas, Dios bendito por los siglos» (Rro 9, 5). · e) El mismo San ,Pablo escribiendo a los Filipenses les dice con palabras usadas ya por la Iglesia primitiva: «Cristo Jesús... exis– tiendo en la forma de Dios... se an.oIJ,!ldó tom,andQ la fo;mia de siervo» (Fil 2, 6 ss.). · 4.-EL TESTIMONIO DEL PADRE La divinidad de Cristo no e.stá sól<,> testimoniada con palabras. «Si solal)lente yo diera testimonio de Mí mismo-dijo Jesucristo--, mi testimonio no sería verídico» (Jn 5, 31 ). Son los hechos los que dan garantía de su verdad: Hechos milagro– sos, que indican claramente cómo .la verdad de Cristo tiene una garantía divina. Lo dice también El: «Las obras que mi Padre me dio ha– cer, esas obras que yo hago, dan en favor mío testimonio de que el Padre me ha enviado; y el Padre, que me ha enviado, ese da testimonio de Mí» (Jn 5, 36-37). Y en otra ocasión reta a· los que no se decidían· a creer en El: «Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, ya que no me creáis a mí, creed a las obras,– (Jn 10, 37-38). Es evidente que las obras de Cristo sólo podían ser obras de Dios, pues muestran su dominio sobrenatural sobre todas ,las cosas: sobre la naturaleza, sobre los hombres, sobre la vida y sobre la muerte. Baste recordar algunas de sus profecías y milagros, que denotan su poder divino: PROFECIAS: 1) Predice varias veces su muerte a manos de los judíos y la resurrec– ción al tercer día (Mt 12, 39 ss.; 16, 21 ss.¡ 17, 9, etc.). 96

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