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La divinidad de Cristo se revela poco a poco como una fuerza suave, pero irresistible. Se presenta crono algo al mismo tiempo familiar y fascinante: La presencia de Cristo llena todo el Nuevo Testamento y la presencia de Dios llena a Cristo. Habla como sólo Dios puede hablar y hace lo que sólo Dios puede hacer. Alguna vez dice claramente que El es Dios. Los apóstoles lo confie– san en términos expresos. Pero aunque las palabras explícitas faltaran, quien leyera el Nuevo Testamento y se dejara cautivar de su plenitud, habría de confesar: «Este hombre tiene que ser un Dios salvador. Su actitud carecería de sentido totalmente si no fuera de verdad el Dios Salvador.» 2.-EL TESTIMONIO DE JESUS SOBRE SI MISMO Jesucristo va dando a conocer de una manera progresiva su carácter sobrehumano: , l) El realiza todas las promesas del Antiguo Testamento (Le 4, 14-21; Mt 13, 53-58) y es a quien muchos profetas y reyes desearon ver (Le 10, 23 s.). 2) El erige el reino de Dios (Me 1, 14) y se llama respectivamente el Hijo del hombre, descrito por el profeta Daniel como Señor de un gran reino que se avecinaba. 3) El es el Mesías, y por eso acepta la confesión de Pedro (Me 8, 21-30; Mt 16, 13-16) y responde afirmativamente a la pregunta solemne del sumo sacerdote: «¿Eres tú el Mesías?» (Me 14; 61 s.). 4) El es el señor de todo el orden mundano y de Ja misma Ley del Antiguo Testamento~ equiparándose al Dios legislador: «Se dijo a los antiguos: no matarás.:. Pero yo os digo ... » (Mt 5, 21-22). El es más que !David (Me 12, 35 ss.) y más que Salomón (Mt 12, 41 s.) y más que el templo. (Mt 16, 6). 5) El es el Hijo de Dios de una manera singular: «Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadíe conoce al Padre sino el Hijo» (Mt .lÍ, 27). ES DJOS COMO EL. PADRE: «Antes que Abrahá:rri nacie– ra, era yo,; (Jn 8, 58'). «Yo y el Padre somos una misma cosa» (Jn 10, 30). «Creéis en Dios, creed también en Mí» (Jn 14, I). MUERE POR CONFESARSE DIOS: «Los judíos buscaban matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino qué de– cía a Dios su Padre, ha.ciéndo1,e igual a Dios» (Jn 5, 18). .,,,¡ Preso ya ánte el Sanedrín, dedaró refidértdose a sí mis- 94 mo: . «El Hijo del hombre estará sentado desde ahora á. la diestra del poder de Dios:» Todos diJeton: «Luego ¿eres tú el Hijo de Dios?»' Díjoles: i,Vosotros lo decís. Yo soy»'(Lc 22,
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