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Hay que llegar, pues, a un ser primero que no dependerá de n,adie. Tiene que tener el ser por s!Í mismo, ser inmutable y necesario. Este e's Dios. De no llegar a la afirmación de Dios como razón de todo cuanto existe, habría que reconocer que todo es absurdo. Y lo absurdo es igual a lo imposible. 2') El orden maravilloso del universo: Independientemente de nuestra inteligencia la máquina gigante del universo funciona con orden maravilloso. La ciencia constata cada día mayores profundidades en la constitución de la materia (piénsese en el mundo de los átomos). Los organismos vivos están igualmente constituidos según un orden perfectamente calculado. Todas estas leyes, que tienden a un fin y se acomodacn y complemen– tan unas con otras, son indicio infalible de una inteligencia suprema que las rige y sin la cual serían inexplicables. Esta inteligencia no puede ser más que Dios. No es extraño que muchos astrónomos e investigadores de la naturaleza queden pasmados ante tanta maravilla sin– tiendo que realmente «los cielos pregonan la gloria de Dios» ($1 19, 2). Emocionante hue11a de Dios es 1.a naturaleza entera

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