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2.-JESUCRISTO PROMETE Y CONFIERE EL PRIMADO A SAN PEDRO «Quien dijere que el Apóstol San Pedro no fue constituido por Cris– to Nuestro Señor príncipe de todos los apóstoles y cabeza visible de toda la Iglesia militante, o que solamente recibió una primacía de honor y no el primado de verdadera y propia jurisdicción directa e inmedia– tamente de Nuestro Señor Jesucristo, sea anatema» (Concilio Vaticano 1). Jesucristo fue destacando a San Pedro de un modo gradual; - Al principio le cambia el nombre de Simón por el de Pedro,· que quiere decir piedra (Jn 1, 42). - Después explica lo que este nombre significa en él y le promete la potestad suprema de enseñanza y régimen sobre toda la Iglesia, em– pleando tres imágenes perfectamente claras: a) Pedro será el fundamento de la Iglesia contra el cual se es– trellará quien intente destruirla. «Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella» (Mt 16, 18). b) Quien tiene en su poder las llaves de la casa, es señor de la misma. Pedro recibirá las llaves del Reino de los cielos siendo Vica– rio de Cristo en la tierra. «Yo te daré las llaves del reino de los cielos» (Mt 16, 19). e) La metáfora de atar y desatar significa el poder legislativo y de sancionar el no cumplimiento de las leyes. La potestad de Pedro de atar y desatar tendrá valor para la tierra y para el cielo: «Cuanto atares en la tierra será atado en los cielos, y cuanto desatares en la tierra será desatado en los cielos» (Mt 16, 19). - Antes de la Pasión vuelve Jesús a recordar a Pedro su misión de auto– ridad sobre los demás, al mismo tiempo que le profetiza su negación en aquella noche: «Simón, Simón, Satanás os busca para zarandea– ros como trigo en la criba; pero yo he rogado por ti para que no desfallezca tu fe. Y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos,~ (Le 22, 31-32). - Después de su resurrección, Jesús se aparece a algunos discípulos a orillas del mar de Tiberíades y allí confiere a Pedro la potestad su– prema de Pastor de la Iglesia. «Cuando terminaron de comer, le dijo Jesús a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? El respondió: Sí, Señor; tú sabes que te quiero. Díjole Jesús: Apa– cienta mis corderos. Por segunda vez le preguntó: Simón, hijo d¡;? Juan, ¿me amas? Respondió Pedro: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Díjole Jesús: Apacienta mis ovejas. Por tercera vez le dijo: Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Se entristeció Pedro al ver que le pregun– taba por tercera vez si le quería. Y respondió: Señor, tú lo sabes 36
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