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se llama cuerpo de la Iglesia, y un elemento invisible, que vivifica y da unidad al cuerpo, y se llama alma de la Iglesia. El cuerpo de la Iglesia está formado por los elementos visibles de la misma: los hombres formando una organización externa con las leyes peculiares que rigen esa organización. . El alma de la 1gÍesia es el .Espíritu Santo. El es quien, por medio de la virtud· sobrenatural de la fe-y sobre todo por la gracia santifican– te-une a los. miembros de la IgJesia entre sí y con Cristo. · «Todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo» (1 Co 12, 13 ). · Dice San Agustín: «Lo que es el alma para el cuerpo del hombre, eso es el Espíritu Santo para el cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. El Espíritu Santo realiza en la Iglesia ente– .ra ló que el alma hace en .todos los miembros del único cuerpo». ,5,-::-:-FUERA DE LA IGLESIA NO HAY SALVACION La idea de que «fuera de la Iglesia no hay salvación», la formularon ya expresamente en los primeros siglos Orígenes y .san Cipriano; y se ~on.tiene en los concilios ecuménicos Letrán IV y Florencia. Frente al moderno indiferentismo ha dicho Pío XI: . ·~nemos de mantener, como algo perteneciente a la fe, que fuera de la· Iglesia apostólica romana nadie puede salvarse. Ella es la úni– .ca arca de salvación y quien no entre en ella, perecerá en el dilu~ .vio. Pero igualmente hemos de afirmar como seguro, que nadie será culpado por esto ante los ojos del Señor, si vive con ignoran– . · cia ·invencible de la· verdadera religión». La expresión «fuera de la Iglesia no hay salvación» pierde su dure– 'za si se· la entiende en el recto sentido positivo: «La Iglesia es la única institución qtie ha recibido de Cristo el encargo de comunicar la salva– ción a los hombres,. Y tiene el poder para CUlll(P:lir este cometido en todos los tiempos y alcanzando a todos los hombres» (Congar). Quienes sin culpa suya no pertenecen aparentemente a la Iglesia católica, y, por otra parte, tienen el deseo de servir a Dios ·sincera– mente en la verdad, están ligados por este deseo-o voto-a la Iglesia católica y pertenecen a ella de un modo espiritual. Y como no basta pertenecer a la Iglesia para salvarse, sino que son necesarios además los frutos de las buenas obras, hay que decir que se hall¡m en peor condición los católicos malos, que los no católicos de bueha fe que cumplen con su conciencia. (Aunque es probable que no permanezca mucho tiempo sin conocer la Iglesia católica quien sincera– mente se ponga a buscar la verdad.) 27

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