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!0.-REGLA PROXIMA DE NUESTRA FE Jesucristo quiso que su mensaje se transmitiera de un modo vivo, y para esto instituyó la sociedad eclesiástica, que además de regir y san– tificar, enseña la verdad revelada de un modo auténtico e infaHble. Esta potestad de enseñar la recibió la Iglesia del mismo Jesucristo, cuando El dijo a sus apóstoles'.'""""y en ellos a sus sucesores-: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra; id, pues, enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, ense– ñándoles a observar todo cuanto yo os he mandado. Yo es– taré con vosotros hasta la consumación del mundo» (Mt 28, 18-20). La Iglesia se tiene que atener a la doctrina del Señor, que se con– tiene en la Sagrada Escritura y en la Tradición. Pero la Sagrada· Es– critura y la Tradición la hemos de recibir nosotros, con su sentido ver– cladero, de boca de la Iglesia. Decía San Agustín: «No creería en el Evangelio, si la autoridad de la Iglesia no me moviera a ello>>. La regla próxima de nuestra fe es, pues, la predicación o enseñanza viva de la Iglesia; lo que se llama técnicamente Magisterio Eclesiástico. A la Sagrada Escritura y a la Tradición se las denomina a su vez «regla remota de fe». 11.-LA FE, OBSEQUIO RAZONABLE Por la predicación de la Iglesia Dios dirige a los hombres su palabra de salvación, que se encuentra en la Tradición y en la Sagrada Escritu– ra. El hombre tiene que escuchar a Dios y· responderle aceptando su verdad. Esta respuesta del hombre se verifica en el acto de fe. «Fe, según el Concilio Vaticano I, es una virtud sobrenatural por la que, movidos y ayudados por la gracia de Dios, creemos como verdadero lo que El ha revelado, no en virtud de la evidencia de las cosas revela– das, sino fundados en la misma autoridad de Dios, que no puede enga~ ñarse ni engañarnos». · · La fe constituye, por tanto, una afirmación del mensaje de Cristo y un rendimiento de nuestra razón a la autoridad de Dios. La plenitud de la .fe significa no sólo una convicción teórica, sino una adhesión plena al mensaje de _Cristo viviendo su misma vida. 20 Obsequio razonable.-Este mensaje de Cristo, al que se rinde la in– teligencia y vida del creyente, no es algo que se presenta a la razón con la evidencia de un principio matemático. En tal caso la aceptación de Cristo no podría significar la máxima decisión· mo– ral del hombre que responde libremente a Dios.
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