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Por no tener gracia, no pueden ver a Dios ni entrar en el cielo. Por no tener pecado mortal personal, Dios no los condena a las pe– nas del infierno. El ir al limbo es una desgracia para el hombre, pues equivale a no conseguir su fin último, la felicidad del cielo. Por esta razón es preciso bautizar pronto a los niños, para que se les asegure la entrada en el cielo, que es el único sitio de felic~dad perfecta. 7.-EL CIELO El cielo ( o la gloria) es el lugar y estado en que se vive la misma vida de Dios en perfecta felicidad. Tal es el fin último para el que Dios creó a los hombres. El cielo será la reunión de todos los bienes sin mezcla de mal alguno. Según San Pablo es algo tan excelente que «ni ojo vio, ni oído oyó, ni vino a la mente del hombre lo ·que Dios ha preparado para los que le aman» (1 Co 2, 9). Los tres miran hacia el futuro: ¿Es- -,_ peranza, ilusión y resignación? Todo es juventud mirando hacia la vida eterna

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