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1.-NATURALEZA DEL BAUTISMO El Bautismo es el sacramento de la ablución del agua con la invoca– ción de la Santísima Trinidad, por el cual el hombre nace a la vida so– brenatural haciéndose miembro de Cristo en su Iglesia. Por el Bautismo la Iglesia aplica la salvación al hombre, y se edifica a sí misma a través de los tiempos. Al Bautismo se le llama puerta para entrar en la Iglesia, cuerpo místico de Cristo. «Todos hemos sido bautizados en un solo espíritu, para constituir un solo cuerpo» (1 Co 12, 13'). El sentido místico del Bautismo lo describe de modo es– pecialmente profundo San Pablo en su carta a los Romanos (6, 3-11). No significa sólo unión con la persona del Salvador glorioso, sino participación personal en el suceso salvador de su muerte y resurrección. San Pablo compara también el Bautismo con la circuncisión del An– tiguo Testamento. Es un signo de alianza nueva e introducción en el nuevo pueblo de Dios, en el que ya no tienen importancia las diferencias naturales de raza, sexo, etc. San Pedro (1 P 3, 16-21) compara el Bautismo con el diluvio univer– sal: Como Noé, el bautizado pasa a través de las aguas del Bautismo viendo morir la maldad y saliendo purificado. Este «lavado purificador del agua con la palabra» (Ef 5, 26) crea en el mundo una nueva raza cuya autenticidad aparece en el cumplimiento de un compromiso vital: Adhe– sión a Cristo en la fe y en la vida moral renovada. 2.-EL BAUTISMO ES SACRAMENTO Conocemos lq definición de sacramento: «Signo sensible instituido por Cristo y del cual usa la Iglesia para significar y comunicar la gracia interior». Todo esto se verifica tan patentemente en el rito bautismal, que nadie ha negado que el Bautismo es sacramento. a) Signo sensible: Un lavado del cuerpo, como rito religioso, tiene siempre una significación simbólica de pureza de vida. b) Instituido por Cristo: 140 Habló muchas veces de su Bautismo en el Espíritu, y mandó a los apóstoles que emplearan el rito bautismal para introducir a los hombres en su Iglesia: «Id, pues, enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28, 19). «El que creyere y fue– re bautizado, se salvará» (Me 16, 16).
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