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Pero la unión de los hombres con Cristo puede hallarse en condicio– nes diferentes, que constituyen los tres estados de la Iglesia. - La Iglesia Militante la forma el Cuerpo Místico de Cristo en la tierra, y tiene como cabeza visible al Romano Pontífice. Es la Iglesia del tiempo, que lucha y se ,esfuerza por alcanzar la perfección de Cris– to, su Cabeza. - La Iglesia Purgante está formada por el Cuerpo Místico de Cristo en el Purgatorio. Son los hombres que han dejado este mundo y que, unidos a Cristo por la gracia, se purifican todavía para entrar en la gloria eterna. · - La Iglesia Triunfante la forma el Cuerpo Místico de Cristo en el cielo. Es la Iglesia de la eternidad y la consumación plena de la unidad de los hombres con Cristo en la comunión de vida y felicidad del cielo. 6.-LA COMUNION DE LOS SANTOS Los que están unidos a Cristo no pueden menos de estar unidos entre sí. Esta unión mutua y mística de unos con otros en Cristo la confiesa la Iglesia en el Credo al decir: «Creo en la Comu– nión de los Santos». Y como la unión vital es comunicación de vida, hay que afirmar que existe comunicación de bienes espirituailes entre todos los unidos con Cristo, influyendo el bien de unos en el mejoramiento de los otros. La medida de esta comunicación no la conocemos de modo preciso; pero la conciencia cristiana vive esta realidad: a) Invocando y honrando a los santos, que con su intercesión con– siguen abundantes gracias divinas sobre sus devotos. b) Orando y haciendo obras buenas en sufragio de las almas del Purgatorio, para que Dios las alivie y las libre de sus penas. c) Ofreciendo oraciones y sacrificios para que Dios conceda alguna gracia a los demás, especialmente la gracia de la conversión a los pe– cadores, y de la perseverancia a los justos. Esto nos da a conocer lo lejos que está del sentido cristiano una vida religiosa individualista que sólo se preocupe de su propia salva– ción. Formamos una sociedad y tenemos que salvarnos en sociedad, en comunión unos con otros. Salvar el alma propia significa en parte trabajar por salvar el alma de los demás; como el mejor acto de caridad para con uno mismo es tener caridad con los otros. 130